Una de las más emocionantes y peligrosas actividades de montaña es el montañismo de altura
Nota del 24/03/2015 -
En la actualidad una de las actividades más emocionantes y peligrosas del deporte de montaña es el montañismo de altura. Considerado solo para los más aptos personajes dentro de este medio. Aunque el tiempo ha demostrado que con trabajo, dedicación y compromiso, muchos compañeros que llevan un tiempo coherente desarrollando ésta actividad, pueden lograr grandes ascensos. Se entiende alta montaña ascensos de alturas superiores a 4000 msnm, y también según la condición geográfica y técnica de estos. Una de las variables que comentare es el Ego, que se entiende como una capacidad del ser humano para desarrollar una técnica poco igualada de superioridad.
“Cuando la vida del montañista se vuelve un juego”, es donde podemos enfatizar diciendo que la actividad más pura se vuelve un nido de víboras, una competencia en todo sentido; de vida o muerte o, mejor dicho, de “ego o muerte” - esto significa ser “el mejor”, pisotear los records, ver tu currículum económico, etc. - y que por esta carrera desenfrenada por ser “el mejor”, las circunstancia del destino llevan a tener una mala pasada; desde tener un accidente, perder la ruta o amigos, o simplemente te llevan a morir en el intento. Esta apreciación de montaña que tengo, está dado por las experiencias que he vivido y por lo que se percibe en el ambiente, en el cual me he caído muchas veces, pero me he levantado una y otra vez.
En más de alguna ocasión la élite de andinistas, alpinistas o himalayistas se ha visto enfrentada a muchos accidentes y muertes en la alta montaña, ejemplos de ello es el manoseado Monte Everest que, desde su primera ascensión en el año 1953 hasta la fecha, más de 300 personas han fallecido, producto de las precarias condiciones de ascenso en los primeros años del montañismo o bien, por la necesidad extremista de arriesgar todo para obtener la preciada cumbre.
¿A qué se debe esto? Creo que la explicación es simple; deseamos conquistar la mayor de las alturas, pero a un subestimado que costo. Eso es lo que he decidido llamar “La Locura de Montaña”. La Locura de Montaña, es una etapa donde el único deseo es conquistar las cumbres más altas del mundo, y para lograrlo se debe empezar desde casa. Un claro ejemplo es nuestro Monte Aconcagua, la montaña más alta del mundo fuera del continente Asiático, y que es objeto de deseo de muchos montañistas, tanto profesionales como amateurs.
Ascender al Aconcagua, hoy en día es para ser el mejor pero ¿el mejor de qué? Quizás de un grupo de personas que dedicada a romper los records, a lograr los mejores tiempos, grandes alturas, etc. Pero sería responsable preguntarse qué tan seguro es para quienes ven esta información. Recordemos que muchos montañista amateur ven estas “hazañas” y asumen el desafío ascender a las altas cumbres, pero no la preparación. Pues aquí está el error de “asumir” algo que es completamente para la noticia, pero alejada de la realidad. Realidad versus notica se contraponen. Esta última es que para conseguir galardones o reconocimientos, se cuenta con trabajo previo, con toda una logística, todo un equipo de seguridad, y que en todo momento los respaldan. Si usted cree que está en condiciones de hacerlo, sin contemplar esto factores, puedo asegurar que no será posible.
Siguiendo con las interrogantes, es razonable preguntarse: ¿debo abandonar a compañeros por conquistar la cumbre? – NUNCA – La respuesta es casi inmediata. Seamos realistas, puedo afirmar que es pan de cada día que la familia de montaña vela directamente por conquistar esa gran cumbre, que más que el desafío de la altura máxima, es demostrar cuan superior se es y que nada puede impedir logro. Efectivamente nada lo impedirá, ni siquiera un compañero en el camino, ni siquiera sabiendo que aún con un mínimo de probabilidades de sobrevivir, se abandonará el objetivo de cumbre. Ahora bien, no podemos encasillar a todos los montañistas en esto, existen grandes personas como Horia Colibasanu, quien por tres días se quedó a 7400 msnm cuidando a su compañero Iñaki Ochoa, hasta que Ueli Steck lo relevó en esa difícil circunstancia. Hay personas que demostraron verdadero compañerismo y espíritu de montañista en el rescate de Iñaki en el Annapurna, pero por esas circunstancias impredecibles de la vida en la montaña, no fue posible salvarle la vida tras sufrir un edema pulmonar.
Al decir que la cumbre se ha vuelto un juego, se debe a que podemos encasillar el ego enorme del montañista, la perdida de solidaridad - que muchos la pregonan, pero que pocos la practican realmente -, la comodidad del nuevo montañista, que si no cuenta con lo mejor de lo mejor, considera que no está en condiciones de ascender. Ello nos lleva a volver el montañismo un deporte o vivencia elitista.
A pesar de la atmosfera de competencia, hoy se puede sentir que estamos en una etapa de renovación, en donde nos damos cuenta de lo que se está perdiendo, pero no hemos sido capaces de hacer el cambio, quizás por miedo, miedo a que se nos catalogue de mediocres por querer adoptar la verdadera cultura de montaña, que consiste en la pasión al apreciar la montaña, apreciar las enseñanzas adquiridas en el tiempo y vivir con nobleza y el compañerismo este deporte. O quizás, el cambio no se genera, porque simplemente somos seres egoístas, que solo nos interesa sentirnos en la cima del mundo.
En conclusión, vivir la montaña como se está viviendo, es en sí misma una ruleta rusa, en donde estamos a la espera de un acontecimiento desastroso por el exceso de confianza, por malas planificaciones, o simplemente porque el destino nos quiso dar una mala pasada. Está claro que si no existiera ese juego con los Apus, no tendría sentido mirar solo a través de la pantalla las fotografías y apreciar la inmensidad de ser un montañista.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023