El conocido montañista y glaciólogo Mario Bertone en el año 1965 publicó en la revista argentina La montaña este texto, refiriéndose al día del montañés
Los deportes de montaña en general resultan unos de los más sacrificados y expuestos. Su práctica en zonas donde la naturaleza se presenta más abrupta, donde los factores climáticos adquieren mayor fuerza, donde los deportistas cuentan solamente con los elementos que puedan transportar, con pocas posibilidades de auxilio ó ayuda, hacen de su práctica un riesgo permanente.
De tal forma que en el historial del deporte montañés se encuentran muchas páginas de heroísmo y sacrificios más que en ninguna otra manifestación deportiva.
Resultando así que el deportista montañés llega hasta el sacrificio de lo más preciado, que es su vida, debe tener de parte de sus cultores un momento de recogimiento y recordación hacia aquellos que, haciendo abstracción de toda otra consideración especial, se entregaron de cuerpo y alma hacia la conquista de su ideal.
Se propone para celebrar el día del Montañés el 5 de agosto de cada año en coincidencia con la fecha en que se celebra y conmemora el milagro de la Virgen de las Nieves, venerada por los hombres de montaña desde hace 1.600 años.
Inquietados por documentar en algo esta celebración religiosa se ubicó el relato existente en el breviario romano para el día 5 de agosto y que textualmente dice:
"Siendo pues Papa Liberio, un patricio romano nombre Juan y su esposa tan noble como él, teniendo hijos a quien legar su fortuna, ofrecieron esta herencia a la Santísima Virgen Madre de Dios, al tiempo que le pedían con intensa y constante oración, les manifestase de algún modo en que o en cual buena obra podían invertir. La Santísima Virgen les demostró con un milagro cuan benignamente les había escuchado.
Pues el día 5 de agosto, tiempo de los más fuertes calores en Roma durante la noche cubrióse de nieve parte de la colina del Esquilmo. Esa misma noche la Madre de Dios manifestó separadamente a Juan y su esposa, en sueños, que edificasen una iglesia en el lugar que estaba cubierto de nieve"
"Así se hizo y en el lugar indicado por el Papa Liberio se edificó la Iglesia Santa María La Mayor donde se venera a la VIRGEN DE LAS NIEVES".
En nuestro país, el culto hacia la Virgen de las Nieves puede decirse que nació con la patria misma, ya que fue proclamada por el Cabildo de Buenos Aires como patrona de la ciudad, juntamente con San Martín de Tours.
En una gruta natural iunto al Lago Gutiérrez, del Parque Nacional Nahuel Huapí se encuentra entronizada una réplica de la Virgen de las Nieves que es motivo de constantes visitas por gran cantidad de turistas y pobladores del lugar. La réplica de la imagen de la Virgen de las Nieves, se venera en la Iglesia de Santa María La Mayor, en Roma, Italia.
La Secretaría de Guerra ha instituido igualmente el día 5 de agosto como "Día del Soldado Montañés", en coincidencia con la fecha en que se conmemora el milagro de la Virgen de las Nieves.
Al margen del significado confesional de la Institución de la celebración del 5 de agosto, ha de considerarse el sentido profundamente místico que embarga el espíritu de montañas en contacto con las altas cumbres.
¿Quién, ante la grandiosidad de la Naturaleza sobre las cimas heladas no ha hecho una invocación al Altísimo Supremo?
En otro sentido al adherir a dicha celebración no haremos más que coincidir con muchos montañeses del mundo que igualmente han institucionalizado el día 5 de agosto para rendir homenaje y recordación a los deportistas montañeses.
Para completar la recordación se propone que todos los años para el día instituido como celebración, se realice una ceremonia en el Cementerio de Puente del Inca, con la colocación de una ofrenda floral por parte del montañismo argentino en homenaje a todos los caídos en la montaña, con un toque de silencio y la participación de la Compañía de Esquiadores de Alta Montaña, que por coincidencia lleva el nombre de uno de nuestros más recordados montañeses, el Teniente 1° Francisco Ibáñez.
Nació el 22 de diciembre de 1912 en Maciel, un pueblo de la provincia de la provincia de Santa Fe, a 104 kilómetros de su capital, cuando tenía seis años de edad, viajó con su familia a Italia, en donde transcurrió su infancia y adolescencia. En el Politécnico de Turín obtuvo el título de ingeniero civil especializado en hidráulica y allí nació su vocación por el estudio de los glaciares. A los dieciséis años comenzó a participar en las excursiones que realizaba el Club Alpino Italiano (del cual fue socio vitalicio y honorario) y a frecuentar y escalar las montañas de la provincia italiana de Cuneo, además de aventurarse en expediciones en los hielos y las cumbres de los Alpes.
En el año 1931 participó de la tercera expedición italiana al Polo Norte, en 1932 hizo el servicio militar en el Regimiento Alpini Aosta, en donde, gracias al azar, conoció a Juan Domingo Perón, con quien se reencontraría muchos años más tarde al fundar en la Argentina, junto con el Coronel Emiliano Huerta, el Instituto Nacional del Hielo Continental Patagónico, del cual fue coordinador e integrante de las comisiones de estudio que realizaban investigaciones glaciológicas en los hielos.
Ya de regreso en la Argentina en el año 1937, se radicó en la provincia de Mendoza y trabajó para su padre, dueño en aquel entonces de una importante panadería. En 1938 intentó la primera ascensión por la cara este del Aconcagua, en febrero de 1944 formó parte de la trágica expedición que tuvo como guía a Juan Jorge Link, relatada en el libro "Tempestad sobre el Aconcagua", de Tibor Sekelj. En 1945 organizó una expedición a las Islas Orcadas y permaneció allí durante tres meses y, en 1952, Mario Bertone realiza junto al Coronel Emiliano Huerta, el primer cruce transversal del Campo de Hielo Continental Patagónico.
En el año 1952 se fundó el Instituto Nacional del Hielo Continental Patagónico y Mario Bertone se convirtió en su coordinador e integró las comisiones de estudio que realizaban investigaciones glaciológicas en los hielos. El Instituto realizó trabajos de relevamiento aerofotogramétrico y estudió técnica y científicamente los glaciares patagónicos. En el año 1955, participó de la segunda expedición argentina al Dhaulaguiri en Nepal, recién en el año 1957 los integrantes de la expedición regresaron a la Argentina, por la caída del gobierno de Perón, luego de haber estado en los Himalayas durante un año y ocho meses.
Elaboró el libro "Aspectos glaciológicos de la zona del Hielo Continental Patagónico", partes I y II. La primera parte fue publicada por el Ministerio de Educación en el año 1960. La segunda se publicó en 1997 y es una recopilación más importante con comparaciones fotográficas sobre las modificaciones glaciológicas que se produjeron en lugares idénticos pero en veinticinco años diferentes.
El 20 de octubre de 2009, dos meses antes de cumplir 97 años, falleció en el barrio de Olivos, en Buenos Aires, donde vivía con su hija.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023