Como el ave Fénix, renaciendo de las cenizas, el sábado 21 de abril, luego de 101 días de trabajo y el apoyo de toda la comunidad de Bariloche, el famoso refugio de montaña volvió a la vida
El sábado 21 de 2018, luego de 101 días de trabajo, se reinauguró el Refugio San Martin, más conocido como Refugio Jakob, perteneciente al Club Andino Bariloche. El refugio había sufrido un incendio el 6 de julio de 2017, circunstancia que causo enorme pesar en los montañistas, que guardaban gratos recuerdos de una de las construcciones de montaña más antiguas y más reconocida. El refugio, ubicado en la margen izquierda del Lago Jakob, y a 1600 metros sobre el nivel del mar, está de nuevo en pie, y su nuevo aspecto es magnífico.
El nombre del lago que le da marco recuerda al Dr. Christofredo Jakob, científico que dictara clases en las Universidades de La Plata y Buenos Aires y explorara con detenimiento la zona del Tronador, así como la de los lagos Moreno, Nahuel Huapí y la zona de Pampa Linda. Fue el descubridor de esta laguna que, años después, Otto Meiling bautizara con su nombre.
El refugio original estaba construido en piedra y madera y fue inaugurado el 17 de febrero de 1952, habiéndose iniciado su construcción en el verano del año 1950, el proyecto y las obras estuvieron a cargo de Santiago Mulazzi, Emilio Hernández y Pedro Strukelj y sufrió varias modificaciones. La primera ampliación se realizó a fines de la década del 50. Luego, en 1981 Andi y Chulengo Lamuniere construyeron un depósito; posteriormente, entre 1985 y 1990, Claudio Fidani y Gentile realizaron la ampliación grande del refugio y a partir del 2000 Fidani siguió implementando nuevas mejoras, como el pabellón sanitario.
Al momento de su reinauguración se disfrutó de una temperatura agradable para la época del año y del magnífico paisaje otoñal. “Nos propusimos transformar lo negativo en positivo y estamos felices de haberlo logrado”, manifestaron los dirigentes del Club Andino Bariloche.
Se celebró el hecho con una cena de montaña, de la que participaron los fieles visitantes del refugio. Además, al mediodía hubo un emotivo acto que contó con la presencia de antiguos presidentes del CAB, la ministra de Turismo Arabela Carreras y el intendente del Parque Nacional, Nahuel Damián Mujica.
Tras el incendio que acabó con el refugio, a comienzos de diciembre se inició el trabajo de reconstrucción con la contratación de una cuadrilla de ocho hombres que acampó en el lugar. El proyecto, del arquitecto Maximiliano Álvarez, fue consensuado con el Club Andino, Parques Nacionales y el refugiero, y la empresa a cargo de la obra fue la misma que llevó a cabo la construcción del refugio Roca, en el 2013.
Previo al inicio se derrumbaron y limpiaron los últimos restos del viejo refugio y 68.000 kilos de materiales fueron acopiados, trasladándolos en 89 viajes del helicóptero contratado por el Club Andino al efecto. El nuevo refugio costó 8,5 millones de pesos y fue financiado a través del cobro del seguro, un aporte del gobierno provincial, donaciones de socios y con fondos del Club Andino. El traslado de materiales en helicóptero fue lo más oneroso ya que costó alrededor de 3.000.000 pesos.
Al inicio de los trabajos el presidente del Club Andino, Martín Enevoldsen, manifestó que “El espíritu está más fuerte que nunca”, y adelanto, al inicio de las obras, que: “para la reinauguración, quisiera contar con la presencia de un importante arco social, incluyendo además del sector político a miembros de pueblos originarios “agregando que: “el refugio no es del Club Andino, es de todos”.
Si bien se tuvo la idea de reinaugurar el 17 de febrero pasado, para hacer coincidir el hecho con la fecha en que se había inaugurado el primer refugio, en 1952, ello no fue posible por las usuales demoras de este tipo de obra. No obstante el atraso el servicio de alojamiento no tuvo interrupciones en los últimos cinco meses ya que se utilizaron dos domos que ofrecían un lugar para que los montañistas descansen y se alimenten.
El refugio cuenta ahora con capacidad para unas 70 personas y aquellos que deseen ascender, solo deben completar el formulario de trekking, de manera sencilla, a través de internet.
El sendero al refugio es deslumbrante. El camino para subir comienza en el Tambo Báez, lugar al que se accede por el camino viejo a Colonia Suiza, tras unos 6 kilómetros de ripio desde el kilómetro 10 de la avenida Bustillo. Para quienes vayan en vehículo, se pueden dejar dentro del predio y se pagan 40 pesos diarios por estacionamiento.
La caminata, de 18 km, está prevista para ser realizada entre 5 y 6 horas (sólo de ida), aunque esto dependerá del estado físico y de la carga de cada caminante. Es sin dudas, el refugio más alejado de todos, ya que los otros no superan los 14 kilómetros de distancia desde el inicio.
El desnivel de todo el camino es de 800 metros, lo que hace que la caminata sea apacible y tranquila. A pocos metros del inicio se comienza a bordear el arroyo Casa de Piedra, que torna el paisaje más encantador: el ruido del agua corriendo en medio del bosque, es prácticamente insuperable.
En otoño el escenario se vuelve aún más maravilloso: los colores rojizos, amarillos y naranjas, se entremezclan con algunos arbustos que mantienen su verde de siempre y dan todo un espectáculo a los ojos.
Casi a mitad de camino se cruza un puente que supo ser colgante, pero que fue reemplazado por uno más firme. El camino continúa cerca del agua hasta que finalmente se aleja y empieza un leve ascenso de la picada.
Como todos los refugios, la parte llamada “caracol” es la más difícil, y en este caso, la que más desnivel representa. Tras una hora de caminata aproximadamente se ve un cartel que alegra a los ansiosos y sobre todo, a quienes ascienden con mucho peso.
“Refugio”, anuncia un pedazo de madera y tras unos minutos, otro puente deja atónito a todos. Una cascada que cae desde una pared de piedra recubierta con plantas que ahora ofrecen su mejor color ocre, le da un marco inmejorable a la casi llegada.
Finalmente, tras continuar unos minutos más en el sendero aparece el lago Jakob. Imponente, grande, azul intenso debido a su profundidad. En el fondo del bosque se ve parte del ahora nuevo refugio.
El edificio tiene unos ventanales privilegiados al lago. El calor de las estufas a leña invita a sentarse y contemplar el magnífico paisaje otoñal. El nuevo Refugio Jacob es un lugar de belleza inusual al cual todos estamos invitados.
Fuentes: - www.rionegro.com.ar
- www.anbariloche.com.ar
- www.clubandino.org
- www.barilocheturismo.gob.ar
- www.elcordillerano.com.ar
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