La expedición Laguna Brava del hoy desaparecido Grupo de Montaña Huamán, logró hacer cumbre después de caminar un total de 350 km
Una tarde de 1988 en la feria del Libro Eduardo Tancredi compro “Guía de Turismo y Aventura” de Federico Kirbus. Un libro raro para la época, de poca tirada escrito por un periodista Investigador, que por esos años era uno de los pocos en hacer salidas en 4x4 por la argentina. Uno de los capítulos hablaba de las casuchas de Mitre y Sarmiento. Que era eso, donde quedaban, existían todavía.
Así comenzó la idea de ir la Mítica Laguna Brava y sus refugios, desde ese día arrancamos a buscar info, IGM, libros y finalmente contactamos a Kirbus para despejar dudas. Medimos en los mapas IGM distancias, encontramos los refugios y al Cerro Bonete Chico, o el Grande, cual era cuál, porque la fama de esquivos. Pasaron los días y los meses el grupo se fue formando por los que en esa época conformábamos Huaman Grupo de Montaña, de a poco armamos recorridos y distancias. En la zona no había nada ni nadie, no quedaba otra que cargar todo para los 25 días y 350 km de recorrido (no había Google así que en escala medimos los Km en las cartas del IGM). Tengo los mapas originales de la expedición escritos.
Poca info, poca plata y muchas ganas, sería el lema de esa expedición, viéndolo en perspectiva. Nos pusimos a buscar apoyo a armar el recorrido y fuimos sumando algunas cosas Aerolíneas Argentinas nos regalo los pasajes de Ida, Sancor el queso rallado, la Casa de la Rioja el alojamiento en esa provincia y los traslados dentro de ella, la Gendarmería nos trasladaría desde Vinchina hasta Jague y así se fue armando y le pusimos fecha de partida. Los preparativos fueron largos, armamos raciones de comida en bolsitas cerradas, así no cargábamos de mas ni de menos, en Fugate donde trabajaba Eduardo Calefón Fernández y Daniel Conde, cocimos los rompe vientos y los pantalones de polar, las zapatillas nos las trajo alguien de Chile y así se fue juntando todo.
ç
Por fin llego el día y el grupo compuesto por Patricia Urdapilleta, Anabel Machiñena, Mariano Sebesta, Eduardo Tancredi, Daniel Conde, Eduardo Calefón Fernandez y Roberto Gabrielli, partimos de Aeroparque todos muy emocionados. Al llegar a La Rioja de pura casualidad estaba un periodista de la TV local, que esperaba a un diputado que no llego, al vernos todos con las remeras de Huaman y muchas mochilas y bolsos se interesó y terminamos saliendo en la TV local, de allí a la radio y al diario. Con esto llegaron las dudas de la gente de Flora y Fauna de la provincia que sostenía que nos íbamos a morir si subíamos solos sin baqueano y caballos para el equipo. Después de pelear y discutir finalmente nos autorizaron a seguír viaje.
Desde La rioja capital hasta Vinchina fuimos en micro de línea y desde allí hasta Jugue en Unimog de Gendarmería.
Jugué fue en su momento un lugar muy importante donde el ganado proveniente de Córdoba se engordaba para luego cruzarlo a Chile para su venta. No solo se lo engordaba, sino que también se les colocaba herraduras a los novillos para que resistan la travesía. Tanto era el tráfico que durante las presidencias de Sarmiento y Mitre se construyeron 13 refugios de piedra para proteger a los arrieros de las tormentas y avatares del cruce. Cuando estuvimos en la zona quedaban en pie 11 de los 13 refugios, y en todos los casos está el corral de piedra donde se guardaba la hacienda durante la parada. También se podía ver la huella torera, una rastrillada por donde los arrieros llevaban los animales. En esa huella encontramos algunas herraduras de novillo y sogas de lana que debieron ser usadas durante las travesías y la pirca donde una familia que cruzaba caminando murió de frío.
Salimos de Jugue y con bastante calor y caminamos por una planicie extensa y pedregosa. Al llegar el atardecer quedamos separados en dos grupos, se aproximaba una lluvia y los ríos de esa zona suelen crecer de improviso, acampamos lejos del río en un lugar alto. Luego de buscar por un rato encontramos a Eduardo con Anabel y Patricia con el campamento armado en medio del cauce. Advertidos de la posible creciente llegamos a desarmar la carpa con lo justo, sacamos las cosas ya con el agua hasta los tobillos. Durante los días siguientes remontamos la quebrada del río Bonete hasta el río del Oro y luego hasta Peñas Negras que es un paraje de arrieros y buenas pasturas. Todo el recorrido lo habíamos marcado previamente en los mapas de IGM, navegábamos con la brújula, un lápiz y una escuadra, tratando de mantener siempre puntos de referencia para poder evitar perdernos
Descansamos y como Anabel tenía los pies en mal estado decidimos separarnos y permanecimos Anabel y yo en Pircas Negras por unos días hasta que nos encontráramos en otro punto de la ruta, cuando el resto regresara del ascenso al Bonete.
Hoy lo pienso y fue una locura separarnos con los escasos recursos de todo tipo que teníamos, por suerte salió bien y varios días después nos reunimos en un punto prefijado en un mapa de papel, una historia de otra época, de una época sin GPS.
Luego de reencuentro y de escuchar el relato del ascenso de Eduardo al Bonete chico y de la cumbre en medio de la tormenta, seguimos viaje rumbos al primer refugio, el de Mulas Muertas. Llegamos después de atravesar una pampa interminable y pedregosa, otra vez solo con los mapas dimos con él ya tarde, había agua y abrigo. Una buena noche para reponer energías. Nuestra dieta había sido mal calculada y pasamos mucho hambre, bajamos en promedio 10kg cada uno, igualmente hubiera sido imposible cargar más cosas. Cada uno llevaba 45 kg de peso entre ropa, comida y combustible, este último, para los calentadores, dos viejos Chalten a nafta, y para ellos, cargábamos cada uno, 4 litros de nafta en su mochila.
Desde este refugio impecablemente conservado, partimos para el norte de la laguna brava donde había otro refugio él llamado Laguna Brava, en este encontramos que a su lado había un hombre pircado que había muerto hacia bastantes años. Este privado como lo llaman despertó algunos resquemores en Eduardo Tancredi que no durmió en toda la noche!!!!! Este lugar es el punto donde podríamos seguir hacia el Río Eden Pircas Negras o bajar por la margen oeste de la laguna (la margen menos explorada por ser muy barrosa y difícil de transitar).
Decidimos que con los recursos disponibles no podríamos seguir hacia pircas negras ya que no teníamos comida ni combustible suficiente.
Partimos en busca del avión y los caballos. Aerolíneas Carrera era una empresa argentina de aviación que en ese entonces llevaba yeguas a Lima Perú para que sean inseminadas con caballos pura sangre, quien rescató esta historia del olvido fue Federico Kirbus, un periodista y aventurero de los 70 donde no había tantas 4x4. El avión un C47 venía de Lima como decía y próximo a Laguna Brava se le engranaron una de las hélices, siendo que estos aviones contaban con solo dos motores. El piloto al evaluar la situación determina que no será posible mantener la altura para pasar por encima de los cerros que tenía por delante y decide declararse en emergencia y aterrizar en la laguna. Se lanzan en un aterrizaje de emergencia con tren retraído, los resultados, un aterrizaje perfecto, daños mínimos y todos sanos y salvos, tanto las personas como los caballos. Por miedo a que el avión se hundiera en el barro deciden bajar los caballos del avión con resultados catastróficos, al caer sobre el barro se les quiebran las patas y no pueden caminar por lo que los sacrifican. Según consta la leyenda unos solo se escapó y de allí vienen los buenos caballos Riojanos.
Eduardo Cale Fernández caminó hasta el avión para sacar las fotos y ver los restos, nosotros esperamos en la costa cansados y con hambre, tanto era él hambre que Daniel Conde en un momento me dice hablemos de pizza. Esa noche dormimos al costado de la laguna y una escarcha pesada nos cayó sobre las carpas. A la mañana siguiente Patricia y Eduardo deciden regresar, Patricia estaba muy agotada y no se sentía bien. Así que el grupo restante siguió en busca de refugio Lagunosa Verde y Pastillos.
Caminamos y no pudimos encontrar el refugio Lagunosa Verde por lo que seguimos rumbo a Pastillos, es ese trayecto nos cruzamos con tres riojanos de Chilecito y el guarda fauna Cirilo Urriche, el grupo de Chilecito estaba liderado por Jorge Llanos un poder del enduro de altura venían de llegar al hito fronterizo de Pircas Negras en moto, algo que nunca se había hecho.
No ofrecieron comida y agua, nosotros no aceptamos nada orgullosos de poder hacer la travesía sin apoyo externo.
Llegamos a Pastillos, dormimos y luego partimos para encontrar dos refugios más. Lagunita Verde, destruido y Fandango. De allí remontamos una larga cuesta hasta el portezuelo del Peñón donde lloramos mirando la Laguna Brava y la inmensidad del paisaje, desde acá la quebrada del Río Peñon nos llevaría nuevamente a Jague. Solo quedaba bajar y bajar. De pasada relevamos también el refugio Peñón, el último de la expedición.
De acá hasta Jague caminamos mucho, como 40 km diarios, así en dos días llegaríamos, esos dos días casi no comimos, dormimos mirando las estrellas y hablando de comida. Y llegamos vivos y flacos, la gente del lugar no creía que fuéramos a poder, pero Cirilo Urriche el guarda fauna nos creyó y nos dejó ser solos. Muchos años de supuesto fui a verlo, después de un abrazo y de una miradas charlamos un rato, ya se podía subir en vehículo por el camino en construcción, pero con guarda faunas, recuerdo que le comenté a Cirilo que quería subir y me dijo que suba que yo podía subir solo!!!!!
Hoy en la distancia veo lo humilde que era Cirilo y lo generoso que fue, esa noche nos invitó a cenar a los 5 en su casa, para sorpresa cada uno se fue descomponiendo, nos bajó la presión hacía mucho que no comíamos bien.
Atrás quedaban 350 km caminados a más de 4000 metros, el ascenso al cerro Bonete chico, los refugios olvidados y los restos de avión. También quedaban 10 kg menos cada uno, 25 días sin bañarnos y la alegría de haber realizado una gran travesía. En esos tiempos no estaba bien visto en el mundo de la montaña caminar y caminar en busca de los 6000 olvidados de la puna Argentina. Luego de eso buscando en el IGM y gracias a un conocido pudimos determinar que el segundo pico en altura de la Argentina no era él Ojos del Salado sino el Piscis.
Luego de nuestro regreso pasamos el audiovisual infinidad de veces en muchos lugares, hasta tuvimos algún altercado con Félix Luna, que luego de aclarar los datos nos prestó en reiteradas veces la Casa de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires para pasar el audiovisual.
Pasaron los años las fotos se perdieron y durante más de 20 años nadie pudo verlas, hasta que un día Mariano encontró en una caja todo, incluido el casete con el audio original.
Este casete cobra mayor valor para nosotros ya que la voz que relata el viaje es la de Eduardo Tancredi, quien, al año siguiente de la expedición Laguna Brava, murió en el glaciar de los Polacos en una historia épica donde no quiso abandonar a su compañero de cordada.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023