Actividades · Viajes y expediciones

Un padre con sus dos hijos en la cumbre del Aconcagua

Este es el relato de la expedición al Aconcagua realizada en enero del 2022 por Ricardo Poggi de 63 años, su hija Fiorella de 26 años y su hijo Astor de 36 años , todos oriundos de Villa Mercedes, provincia de San Luis, que en forma independiente y con recursos limitados, unidos y trabajando en equipo lograron ascender a la cumbre

Astor Ramírez

Astor Ramírez

Edición: CCAM



Este es el relato de una expedición al Aconcagua que hicimos en Enero del 2022 junto con mi padre Ricardo Poggi ( 63 años ), mi hermana Fiorella ( 26 años ) y yo, Astor de 36 años, todos oriundos de Villa Mercedes, Provincia de San Luis y apasionados por la montaña.

Familia en la cumbre del Aconcagua (6.962 mts.)

 

Ubicación del Aconcagua, Mendoza, Argentina.

Ubicación del Aconcagua, Mendoza, Argentina
 


Los tres nos iniciamos juntos en las actividades de escalada y montañismo hace unos 11 años. Por mi parte, desde niño cuando solo tenía 9 años visitaba a mis tíos que vivían en Merlo, San Luis y por las tardes con mis primos nos escapábamos a trepar al pie de las sierras y cuando hoy lo pienso me doy cuenta las locuras que hacíamos, como cuando, mi primo Walter de 13 años, un poco mayor que yo, me llevo a acampar 5 días al filo de las sierras pero a pesar de que nos agarró un tormenton y de que pasamos mucho frío supe en ese momento que no iba a dejar más a las montañas. Mi papá y mi hermana tuvieron tiempo después su primera experiencia en el Chaltén y quedaron enamorados del contacto con la montaña y a partir de ahí nos acoplamos los tres tratando de hacer salidas juntos las y, aunque a veces no coincidimos en los tiempos disponibles, siempre la montaña es un tema de conversación en la mesa y lo vivimos con mucha intensidad.

Cuando comenzamos con las caminatas nos acoplamos a varios grupos de la provincia como el Club Andino San Luis y el Inti Anti, quienes nos iniciaron en el camino al montañismo porque hasta entonces no conocíamos nada de equipamiento, seguridad, planificación etc. Los nuestro solo era salir a caminar..Con el tiempo formamos un grupo de amigos en Villa Mercedes que lo denominamos TanReLocos y desde el cual se coordinan salidas, casi siempre los fines de semanas y muchas veces en cada salida vamos conociendo más gente con esta misma pasión y aceptando sus invitaciones empezamos a salir fuera de la provincia y cada vez la red de “amigos de la montaña” se agrandò y se agranda cada vez más, a tal punto que no alcanzan los fines de semana largos para aceptar todas las salidas. Hace unos años tomó fuerza la necesidad de formalizar esta unión entre grupos y se constituyó la (FeSMED) Federación Sanluiseña de Montañismo y Escalada Deportiva de la cual soy parte, integrando la Comisión Directiva.


Una familia de San Luis, coronó el Aconcagua - Enero 2022

 


El sueño del Aconcagua

El Aconcagua es un hito en el montañismo, creo que desde el principio estuvo la idea en nuestros sueños de poder estar en su cumbre, pero era una utopía por todo lo que implica en costos, logística y equipamiento. Cuando empezamos hacer alta montaña, hace unos 6 años, la idea tomó fuerza pero considerábamos todavía, en ese momento, que no teníamos la experiencia necesaria, sobre todo porque una de nuestras premisas era hacerlo por nuestra cuenta, sin guías ni ayuda externa. Entonces empezamos a hacer salidas en la cordillera para tomar experiencia y finalmente, en el 2019, decidimos hacerlo, en el inicio de la próxima temporada, pero ya habíamos comenzado con el entrenamiento y con las averiguaciones cuando la pandemia frustró el proyecto.

Cuando finalmente le pusimos fecha a la aventura comenzó la tarea de entrenarnos Fue un desafío el cómo hacerlo ya que los tres tenemos edades y capacidades diferentes. Sin lugar a dudas mi hermana Fiorella es la que mejor está físicamente, ella es profesora de educación física y le encanta estar en movimiento, ella no conoce un “no” a una invitación a practicar un deporte, practica varios deportes y tiene su gimnasio. Mi papá (Ricardo) todos los días tiene una actividad, RPM, bicicleta, Pádel y natación, de más joven jugaba al fútbol y al rugby. Por mi lado hacía varios años que no entrenaba así que Fiorella me ayudó y me recomendó un colega suyo que me hizo un plan de entrenamiento, pero creo que la mayor fortaleza fue ir a entrenar a la cordillera todos los meses, incluso llegue a hacerlo dos o tres fines de semanas al mes. Empezamos con cerros de 4 mil como el Adolfo Calle, Stepanek, San Bernardo, Franky y terminamos aclimatando en Vallecitos a 5.500.

Plaza de Mulas desde Canada

 

Fiorella en Plaza de Mulas

 

Dia 1, Cumple 63 de Ricardo


Justamente en una de las salidas de entrenamiento en Septiembre del 2021, habíamos ido, aprovechando un temporal de nieve en la cordillera, al Cordón del Plata.La idea era hacer San Bernardo – Mausy y bajar por su acarreo. Y ahí, en el collado entre estos resbalé en una canaleta unos 15 mts y me detuve contra una roca de la pared lateral, quebrándose el radio justo en la articulación de la muñeca. Tuve mucha suerte ya que en el momento pude inmovilizar la mano lo que me alivió el dolor y después lo que ocurrió fue muy loco porque tuvimos, que regresar en esa condición a la cumbre del San Bernardo para bajar por donde habíamos subido. Y se nos hizo de noche, era la primera vez que estábamos tan tarde a tanta altura y con un clima bastante malo, lo que era nieve en la subida se empezó a congelar y nos costó mucho esfuerzo bajar, pero ahí entendí lo fuerte que éramos como grupo, en ningún momento hubo descoordinación o alguna queja, cada uno cumplió un rol y pudimos bajar por nuestra cuenta.

Cuando regresamos al pie del cerro nos esperaba Sebastián del refugio Sky de Montaña y un guía que estaba con un cliente en Veguitas, ambos escuchaban nuestras comunicaciones y nos hacían de nexo con guarda parques y si bien fue duro resultó ser una gran experiencia que nos fortaleció como grupo. Con respecto a la lesión su tratamiento fue muy complicado porque el impacto fue tan fuerte que astilló el hueso en muchos pedacitos, rompiendo también la articulación y tendones por lo tuvieron que hacerme tres cirugías, para colocar una placa y 8 tornillos y debí estar 60 días con un tutor externo. Era principio de Noviembre y entraba por tercera vez a cirugía, realmente vi complicado el proyecto Aconcagua en ese momento, pero siempre pensé que podía, creo que fui quien más creyó en mí. Mi profe tuvo que adaptar las rutinas, entrenaba con el tutor sin poder mover el brazo y la gente me miraba muy raro, no es normal tener un hierro que te sale del brazo con tornillos.

Dia de espera en Plaza de Mulas

 

Desayuno domo de Lanko

 

Astor, Fiorella y Nirmal Purja


Preparando la logística

Para afrontar los gastos teníamos idea de gestionar algún sponsor privado, pero dado que, por mi accidente habíamos puesto en duda el proyecto no quisimos quedar mal por lo que decidimos hacerlo por nuestra cuenta. Por otra parte estaba también la gran incertidumbre con el tema del Covid 19, era mediado de Diciembre y los rumores respecto a la apertura o no del Parque eran cotidianos, no queríamos arriesgarnos. Sin embargo tuvimos mucho apoyo de amigos que nos prestaron algunas cosas del equipamiento técnico y con eso pudimos abaratar mucho el alquiler.

Contratamos los servicios de mulas, si bien, no contratamos guías o algún otro servicio complementario, un profe y amigo de Fiorella, Manu Limbrici, que tiene una empresa que presta servicios de guía denominada “Mons” nos ayudó con la gestión de permisos del Parque y siempre estuvo pendiente de nuestra expedición. La verdad fue que tenerlo allí nos dio una gran tranquilidad y fue un apoyo enorme, saber que hay alguien de confianza cerca.

Astor por la travesía

 

Descanso en la travesia


La expedición

Como ya habíamos aclimatado previamente en el Cordón del Plata, habíamos estado dos noches en el campamento La Hoyada y habíamos hecho Vallecitos planificamos hacer la cumbre en 7 días pero nos llevó 13 días. El clima se complicó mucho, cuando llegamos a Confluencia cerraron el parque por las lluvias y aludes, desde ahí no mejoró. Fue frustrante porque todos los días se corría la ventana, las conversaciones en Plaza de Mulas eran siempre respecto al clima y el Covid, las dos grandes preocupaciones y nosotros sumamos una más que era que no habíamos llevado comida para tantos días. Al l mismo tiempo en que nosotros insistíamos en quedarnos había expediciones que regresaban, entonces, un día, nos levantamos con Fiorella a ver quién bajaba para tratar de comprarles algo de alimento ya que ese día era crítico porque habíamos empezado a comernos en el desayuno la comida de marcha. Sin embargo no nos fue bien con la idea ya que los que bajaron lo hicieron antes que nosotros saliéramos de la carpa. Sin embargo llegó inesperadamente la solución ya que por la tarde, cuando estábamos en el domo entró un guía preguntando “¿Quién necesita alimentos? Mis clientes están bajando y les sobró un canasto completo” No lo podíamos creer, sin dudas ese gesto nos salvó la expedición.

Día 1: Nos registramos en Horcones y fuimos hasta Confluencia, casi tres horas sin complicaciones y mucha ansiedad, los últimos minutos los hicimos bajo la lluvia, Sin saberlo la lluvia fue tan intensa que cerraron el parque ese día, aprovechamos a cantarle el feliz cumpleaños a nuestro padre que cumplió 63 años y, como no podía faltar, hubo un budín como torta con una sola vela y aunque no quise preguntarle que pidió como deseo, me lo pude imaginar.

Día 2: Salimos de Confluencia hacia Plaza de mulas (4.200 m.s.n.m), ya sabíamos que un recorrido duro pero la ansiedad y las ganas creo que superaron ampliamente las dificultades del camino. Llegamos a Plaza de Mulas con mucha energía, nos registramos y empezamos a buscar donde armar la carpa. No fue fácil encontrar un buen lugar, Plaza de Mulas estaba a tope, este año el parque abrió 45 días únicamente por las restricciones de Covid, realmente no quedaba lugar, había gente con palas corriendo piedras para poder armar lugar.

Astor por Plaza Ancha

 

Campamento Nido de Cóndores lleno de carpas 

 

Descanso en la Cueva


Dia 3: Empezaron los rumores de que el clima iba a empeorar, por lo que teníamos dos opciones, intentar cumbre en dos días o esperar, hicimos lo más prudente que fue esperar, pero como nos sentíamos bien, decidimos con Fiorella portear el equipo hasta campamento 2 en Nido de Cóndores (5.400 m.s.n.m).La sensación del primer porteo fue impresionante, a pesar de ya antes haber caminado a esa altura, no lo habíamos hecho con tanto peso, pudimos adaptarnos bien, costó la respiración y encontrar un ritmo al principio pero al poco tiempo íbamos tranquilos y en casi dos horas llegamos a Campamento 1 Canadá (5.000 m.s.n.m), almorzamos algo y seguimos para Nido. Pero a los pocos minutos el clima cambió, se puso muy frío y empezamos a ir más lento, los chicos de Mons se nos adelantaron y no los pudimos alcanzar, en total fueron 5 horas. Dejamos las cosas acuñadas con piedras y bajamos, la bajada es placentera ya que es casi como un gran acarreo y se hace en un poco más de 1 hora.

Dia 4: Fue una mañana particular, Ricardo siempre es el primero en levantarse, se despierta muy temprano, no le quedaba más que esperar para despertarse, esa mañana como muchas anteriores salió de la carpa, la dejo abierta y se puso a calentar agua. Inmediatamente sentimos el frío que nos despabiló en el instante y, a pesar de que nos alcanzó unos mates eso no impidió que le pusiéramos los puntos respecto a dejar la carpa abierta como siempre pero la diferencia ese día fue que ya el mal tiempo estaba presente y los malos augurios se habían convertido en realidad. Ese día fue de descanso y de muchas charlas con otros andinistas.

Días 5 y 6: Por la noche ráfagas de viento que casi no nos dejaron dormir, en algún momento de la noche escuchamos cómo la gente salía de las carpas para asegurarles los vientos. Por la mañana, en la galería de arte, nos dijeron que las ráfagas habían sido de 60/70 km/h. Durante el día, casi siempre nos abrigábamos con el plumón, pero si el viento mermaba y salía el sol solo usábamos un polar, y en un instante volvía a cambiar y nevaba. Lo que notamos ese día fue que el agua que se había congelado durante la noche en el día no se descongeló, así que tuvimos especial cuidado con las baterías y las cosas electrónicas.

Día 7: Nuevamente la mañana arrancó con malas noticias, cada vez que consultábamos el clima la ventana se corría, ya para ese día habíamos entablado confianza con otros andinistas de distintas provincias, en el domo nos juntábamos casi siempre los mismos, almorzábamos ahí y las charlas eran excelentes, de temas súper variados aunque tratando de evitar los temas más sensibles como política, religión y fútbol, lo que permitió que se creara un ambiente muy agradable.

Fiorella Y Ricardo llegando a Nido de Cóndores

 

Mates en Nido de Condores

 

Buscando agua en Nido de Condores


Dia 8: Parecía una mañana normal como las anteriores, el sol salía con fuerza, mientras Fiorella acomodaba y contaba cuánta comida nos quedaba yo conversaba con Rodrigo, un chileno que parecía no tenerle miedo al Covid, chalaba con todo el mundo y ahí, en un instante una ráfaga de viento literalmente arrancó unas carpas que ya estaba fatigadas de la noche anterior y destruyó un domo de otra empresa. Para peor cuando regrese Fiorella me comenta que teníamos que conseguir comida, porque no nos iba a alcanzar, y probamos pero ya las expediciones que regresaban habían salido. Esa tarde con el mate nos empezamos a comer la comida de marcha, lo que indicaba el fin de la expedición. Sin embargo unas horas más tarde, cuando estábamos terminando de cenar en el domo, entró un guía de una empresa que regresaba la mañana siguiente y nos regala un canasto lleno de comida, realmente fue un bendición y además Rodrigo y Juan Pablo, los chilenos, nos repusieron la comida de marcha que nos faltaba. Agradecidos !!!

Día 9: Fiorella, Pipi un cliente de Mons y otros chicos hicieron una caminata por el hotel y el glaciar, Ricardo y yo nos quedamos, creo que las ansias nos estaban jugando en contra, queríamos subir y ese día intentamos comunicarnos por mensajes con nuestros familiares, sabíamos que posiblemente el clima mejoraría y además habíamos decidido que, de todas maneras, lo íbamos a intentar por lo que comenzamos a organizar las cosas.

Día 10: desarmamos campamento y empezamos a subir, íbamos bastante pesados incluso más que en el porteo, llegamos a Canadá y nos dimos cuenta que íbamos lentos, descansamos y comenzamos a subir a Nido de Cóndores pero tal vez por la fatiga de la espera durante tantos días o por esos pocos kilos de más que hacían la diferencia, realmente nos costó llegar a Nido. Tan es así que cuando llegamos los chicos de Mons nos esperaban con té caliente y nos ayudaron a armar la carpa. Ya por la tarde estábamos mejor, aprovechamos para disfrutar el paisaje, disfrutamos de un atardecer increíble, solo buscar agua y después solo descansar.

Aconcagua desde Nido de Condores

 

Atardecer Nido de Condores, 5.400 mts.

 

Chequeo de botas y crampones


Día 11 y 12: La idea original era portear al campamento 3 Cólera (6.000 m.sn.m), pero resultó que el clima arriba no estaba bueno, los porteadores nos dijeron que el viento era muy fuerte y que estaba muy frío. Hablando con otros guías y sobre todo con Manu decidimos tener un día más de descanso y de recuperación y tirar cumbre desde Nido de Cóndores a 5.400 m.s.n.m, lo que implicaba un esfuerzo mayor ya que hay más de 1.400 mts de desnivel. Tratamos de hidratarnos lo más posible y descansar, aunque creo que ninguno de los tres pudo dormir por la ansiedad. A las 23:30 horas estábamos saliendo del campamento, a las 2 hs llegamos al campamento Cólera y ahí pude ver que yo tenía un gran problema, me había puesto dos pares de medias con las botas dobles y eso con los pies transpirados, hizo que al poco tiempo la humedad se enfriara y se me helaron los dedos de los pies.

Realmente fue mi preocupación toda la subida, trataba de mover los dedos y de tener sensibilidad, no quería que se me congelaran los dedos, nuestro ritmo no era malo, pasamos a varios grupos y otros nos pasaron también, en general manteníamos un buen ritmo ya que teníamos un método que nos resultó siempre muy bien que era de esta manera, Ricardo que es el mayor va adelante y el establece el ritmo con la premisa de no parar, Fiorella y yo nos adaptamos a ese ritmo. Con el amanecer llegamos al Refugio Berlín, la idea era descansar ahí, nos sacamos las mochilas pero el viento nos daba de lleno y nos empezamos a enfriar, por lo que decidimos seguir. Mientras duró la zona de” la travesía” pudimos ver el amanecer que sin dudas fue impresionante, algunos grupos nos pasaron con facilidad, fueron los primeros indicios de que íbamos a tener que dar todo para poder hacer cumbre.

Ricardo y yo queríamos llegar a la cueva para descansar ya que Fiore tenía algunos síntomas de la altura y le costaba hidratar. Una vez en la cueva el descanso no fue placentero por el frío. Dejamos que un grupo grande de Militares se adelantara para abrir huella por la canaleta que tenía bastante nieve con la idea de pasarlos luego, pero la realidad es que nos costaba tanto subir que ni los pudimos alcanzarlos. El ascenso hasta la cumbre fue muy duro, 4 o 5 pasos y había que descansar.

Cuando estábamos a unos metros de la cumbre, se escuchaba que alguien gritaba “Dale Astor, vos podes Fiorella” hasta no llegar a la cumbre y recibir su abrazo no lo supe, era Juan Allem un guía que habíamos conocido en la aclimatación en el Cordón del Plata, aún no sé cómo nos reconoció pero sus gritos me quedaron grabados. Minutos más tarde, recibimos a Ricardo, explotamos en llantos, esa utopía se había convertido en realidad. Ya el sol calentaba un poco, el viento había mermado, eran las 14 horas y lo habíamos logrado, las condiciones climáticas nos permitieron disfrutar de la cumbre casi una hora, fotos, videos y muchos abrazos.

Fiorella en la cumbre del Aconcagua, 6.962 mts.

 

Astor en la cumbre del Aconcagua

 

Astor desde la cumbre del Aconcagua hacia abajo


Emprendimos regreso y no fue nada fácil, lo habíamos dado todo para la cumbre y estábamos muy fatigados, habían pasado tres horas y aún estábamos en la travesía, es ahí donde me comunico por radio con los chicos de Mons y les consulto si era factible bajar por el gran acarreo, sabía que era muy duro, se veía con mucho hielo y por partes piedras, pero considerando que eran las 18 horas me pareció la mejor opción teniendo en cuenta que nosotros teníamos campamento en Nido. Cuando ellos nos dieron el OK, descendimos y nos costó mucho más de lo que imaginamos, la patrulla que nos vio descender de noche nos esperó con té caliente y unas porciones de pizzas en la carpa médica, y se revivió en mí el recuerdo de lo que había sido mi accidente en el San Bernardo, bajar de noche y que te esperen con algo caliente.

Sin dudas la tarea que cumplen guarda parques, la patrulla de rescate y la policía de montaña es loable. A la mañana siguiente estábamos muy cansados para descender a Plaza de Mulas por lo que lo hicimos por la tarde y aunque parezca una terca repetición, nuevamente llegamos de noche!!!!

Día 13: Nos despertamos muy temprano, aún nos quedaba un largo camino, preparar los petates para las mulas y caminar 9 horas por plaza ancha, pasar Confluencia hasta Horcones donde habíamos dejado el auto. Sin dudas la vuelta es durísima psicológicamente, ya no hay ansiedad de cumbre, ni la adrenalina de lo desconocido, el cuerpo está fatigado y esos vientilargos kilómetros son de sufrimiento, pero aun la montaña nos tenía una sorpresa más, resultó que nuestros petates no habían bajado con las mulas de ese día, por lo que nos tuvimos que quedar un día más para esperarlos. Ya el regreso fue hermoso, la felicidad plena de haber cumplido y de tener comunicación con nuestros familiares. Sin lugar a dudas la experiencia de este proyecto familiar quedará por siempre en nuestra memoria. A ello se agregó saber posteriormente, por averiguaciones hechas por la Federación que somos la única familia de San Luis que hemos logrado hacer cumbre en el Aconcagua.

Desde la cumbre del Aconcagua

 

Sombra del Aconcagua en el amanecer. Día de cumbre


 


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