Como superar los pasos de escalada en placas lisas
“Paciencia con la adherencia”. Una antigua expresion que todos los “abuelos” podemos recordar. Y la verdad, siempre es cierta. La escalada en adherencia es un tipo de escalada muy particular.
Nota de fecha 05/02/2014
Se desarrolla en un terreno de juego muy específico: las placas lisas de adherencia, carentes de prácticamente cualquier tipo de agarre y apoyos que posibiliten el empleo de nuestros dedos y pies durante la progresión.
Cuantas veces nos hemos encontrado en medio de esa placa lisa y que, sin saber como, conseguimos ascender sin caernos. Parece que de manera natural superamos los pasos de escalada. Si bien la escalada en adherencia suele encontrarse en prácticamente cualquier tipo de roca, es en el granito donde quizás hayemos mas posibilidades de progresión. La paredes de caliza, arenisca o basalto tambien ofrecen una textura adecuada para desarrollar tal tipo de escalada.
Para poder llevar a cabo la escalada en adherencia en todo su jugo buscaremos paredes de no demasiada verticalidad, con ángulos apropiados de inclinación. Las vías pueden ser tanto de uno como de varios largos y el equipamiento, normalmente a base de tornillos de expansión. La carencia de fisuras invita al empleo de tornillos y parabolts a modo de protección, eso sí, la distancia entre seguros no esperemos que sea la misma que en las vías de escalada deportiva.
Observaremos una mayor distancia entre los seguros, lo que implicará una mayor atención a la hora de caernos, debido en parte a la inclinación de la pared. No podemos decir que durante la escalada en adherencia las caídas sean del todo “limpias”, sobre todo si consideramos la inexistencia de desplomes. La ventaja de ello es que la mayor parte de las placas de adherencia carecen de repisas en las cuales podamos rompernos un pie durante la caída. El aspecto negativo es que posiblemente nos quememos los dedos y las manos durante caídas descontroladas, debido al roce del cuerpo contra la pared.
En rampas o paredes de escasa inclinación podremos incluso correr hacia abajo en el momento de la caída, con el fin de controlar el impacto. No obstante la mejor opción ante una eventual caída es intentar separarse de la pared empujándonos hacia afuera con las manos.
El mundo de la escalada en roca se desarrolla en campos de actuación muy ambiguos, dependiendo ello de la morfología del terreno. La escalada en fisuras requiere de una técnica muy específica, caracterizada por el empleo de empotramientos de manos y pies dentro de las entrañas de las fisuras, facilitándonos la progresión. Las fisuras pueden variar de tamaños, obligándonos a emplear prácticamente todas nuestras extremidades. Así encontraremos fisuras de dedos, de manos grandes, de manos estrechas, de puños, de dos manos, de codos, de rodillas, etc. y todo ello al margen de la inclinación de la pared. Es totalmente posible encontrar fisuras en desplome o techos, obligándonos a pulir nuestra técnica.
La escalada deportiva en paredes verticales o desplomadas tambien requiere de una técnica muy específica. La forma de agarrar las presas y emplear los pies ayudarán durante la progresión influyendo de manera considerable la inclinación de la pared. La técnica a la hora de mantener el punto de equilibrio y el peso del cuerpo varía notablemente de una placa vertical a un techo.
Tanto en vías de adherencia como en vías de fisura o de escalada deportiva un factor importantísimo determinará el grado de facilidad o dificultad con el cuál escalemos la ruta: el control del centro de gravedad del cuerpo.
Como norma general el centro de gravedad del cuerpo podemos situarlo a la altura del ombligo del escalador. Dependiendo del ángulo de inclinación de la pared el centro de gravedad lo podremos desplazar, en ocasiones acercándonos a la pared y en ocasiones alejándonos de ella. Un buen control del centro de gravedad permitirá que nos podamos desplazar por la pared de manera segura.
Si por ejemplo progresamos por un desplome o techo nos interesará mantener el cuerpo, y en concreto la región del estómago, bien cerca de la pared. De tal manera el esfuerzo será menor a la hora de movernos de un punto a otro. Si por el contrario alejamos el trasero de la pared perderemos el control del cuerpo, teniendo que aplicar una fuerza mayor durante los movimientos.
Durante la escalada de placas de adherencia sucede algo similar. El centro de gravedad del cuerpo se mantiene prácticamente en línea perpendicular a la pendiente. Con motivo de ello hemos de intentar mantener el cuerpo siempre alejado de la pared, manteniendo el peso del cuerpo en nuestros pies. Si acercamos el cuerpo demasiado cerca de la pared corremos el riesgo de perder el equilibrio y caernos. Al mismo tiempo, si alejamos el cuerpo demasiado de la pared tambien correremos el mismo riesgo de caernos.
La escalada en adherencia es un tipo de escalada muy particular. La carencia de agarres evidentes implica que debamos de emplear los pies y las manos de manera un tanto diferente al usado durante otros tipos de escalada.
- Manos: Practicamente podemos decir que el empleo de los dedos es mínimo, centrándonos en el uso de las palmas de las manos. La técnica consiste en apoyar las palmas contra la pared orientando los dedos hacia abajo, en dirección al suelo. La fuerza la aplicamos contra la pared, como si quisieramos empujar la roca. En ocasiones puede darse la suerte de encontrar pequeños agarres en forma de regletas, pequeñas bañeras o cristales de cuarzo. Si éste es el caso, simplemente los agarraremos como lo hacemos de manera habitual durante otro tipo de terreno, para ayudarnos en la progresión. Los brazos hemos de mantenerlos abiertos con las palmas hacia abajo o bien empleando los posibles agarres existentes en la roca. No conviene extender demasiado los brazos, a nos ser que dispongamos de buenos agarres, pues de lo contrario podemos perder el equilibrio y caernos. Si mantenemos las manos próximas a la cintura durante la progresión en terreno liso conseguiremos una mayor fuerza de tracción y resistencia.
- Pies: Los pies juegan un papel decisivo durante la escalada en adherencia. Como hemos visto, la escasez de regletas nos obligará, al igual que hemos hecho con las manos, a simplemente apoyar los pies en la pared. Para ello apoyaremos los pies empleando básicamente la planta delantera, justo debajo de los dedos. De tal manera ejerceremos la fuerza necesaria que nos permita mantener el cuerpo en la vertical y perpendicular a la pendiente. Si bajamos los talones perderemos la fuerza de apoyo e incluso también podemos perder el punto de equilibrio, de aquí la necesidad de mantener esa fuerza de contacto. Cuanto más arriba mantengamos los pies, mejor punto de equilibrio y progresión que alcanzaremos. Lo ideal es mantener esos pies próximos al centro de gravedad del cuerpo. Si los pies los dejamos muy abajo y las manos muy arriba, la caída está prácticamente garantizada. Siempre que trabajemos los pies empujando al mismo tiempo con las manos conseguiremos progresar por las placas lisas, es simplemente una cuestión de adherencia. El soporte que proporcionan los pies es enorme, en donde prácticamente nos liberamos de las manos. En este caso compensamos con las rodillas, llevándolas ligeramente hacia adelante con el fin de conseguir un buen equilibrio, realizando un trabajo de contrapeso. Por otro lado, hemos de prestar atención a la existencia de pequeñas bañeras o rugosidades en la pared que incluso por muy pequeñas que sean, ofrecerán un buen punto de apoyo para nuestros pies. La escalada de adherencia normalmente agota bastante nuestros gemelos, de ahí la necesidad de relajarlos y estirarlos siempre que tengamos un pequeño descanso.
- Fuerza mental: No hace apenas falta decir que durante cualquier tipo de escalada la fuerza mental es tan importante como la fuerza física. En la mayoría de los terrenos de escalada el enfoque principal del escalador antes de iniciar el movimiento es visualizar los siguientes pasos con sus respectivos agarres. “Presa para la mano izquierda, presa para la mano derecha, un pie, el otro y listos. ..” Paso tras paso, con control y rapidez. Durante la escalada en placas lisas de adherencia esta secuencia no sigue el mismo camino. Y es que al fin y al cabo la escalada carece de agarres y apoyos. La fuerza mental en este tipo de terreno aumenta de valor. Enfrentarse a un largo de adherencia sin posibilidad apenas de ver agarres conlleva un grado mayor de confianza. Y para rematarlo normalmente los seguros en este tipo de terreno suelen distanciarse más que los empleados en escalada deportiva o incluso de fisuras. El esfuerzo físico no suele ser excesivo, ahora bien, el esfuerzo mental es mucho más intenso. El escalador habitual suele estar hecho para visualizar agarres y apoyos. Durante la escalada en adherencia tal estereotipo se rompe y nuestra concentración reside en simplemente mantener un buen punto de equilibrio.
La importancia del empleo de los pies durante la escalada en adherencia es mayor que durante la escalada en otro tipo de terrenos. Por consiguiente será necesario disponer de un calzado adecuado. Las zapatillas de escalada más idóneas son aquellas que disponen de una suela flexible que nos permita amoldar el pie a la inclinación de la pared. La zapatillas de suela blanda y carentes de cantos rígidos serán mucho más versátiles durante la progresión por placas lisas.
La técnica de escalada en adherencia puede aplicarse en multitud de ocasiones durante la escalada en otros tipos de terreno, incluso durante la progresión en fisuras.
En vías de escalada en pared es muy posible que nos encontremos con tramos de escalada en adherencia, mezclados con largos de escalada en fisuras y de placas de regletas. La ventaja de escalar en placas lisas nos puede ofrecer buenos resultados durante esos largos dudosos, carentes de agarres y apoyos, y de concentración plena.
Como ocurre durante la escalada en otros terrenos de juego diferentes, la escalada en adherencia requiere de práctica y soltura. El reto de enfrentarse a paredes lisas carentes de buenos agarres es suficiente como para plantearse una buena logística. Una vez comprobados que los seguros se mantienen a una distancia factible y segura, nos prepararemos de manera mental. Una buena y relajada respiración nos ayudarán enormemente a la hora de resolver tales pasos con seguros alejados.
Unas buenas zonas de escalada en adherencia pueden encontrarse en la Pedriza (Madrid), en el valle de Boí (Pirineos), Faro de Budiño (Galicia) o en el valle de Yosemite y Tuolumne Meadows (EEUU), por citar algunas regiones de buen granito. Al final solo nos queda disfrutar de la adherencia, que con paciencia y un buen derroche de adrenalina, nos llevará por caminos insospechados. Eso sí, un tanto inclinados.
Fuente: www.piedrasobrepiedra.com
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