El accidente ocurrido a los dos escaladores austriacos Oswald Ölz y Gert Judmaier cuando descendían por la cara norte del Monte Kenia origino un inusual rescate, donde participaron fuerzas locales conjuntamente con escaladores austriacos, realizando la mayor y más extraordinaria operación de salvamento llevada a cabo hasta ese momento
La pared Norte de la cumbre principal del Monte Kenya, llamada Batian, constituye con sus 600 metros de altura, un objetivo africano para expertos.
En septiembre de 1970, la pared Norte del Batian se había convertido en la meta de los alpinistas austríacos Oswald Ölz y Gert Judmaier.
Ambos eran médicos y trabajaban como internos en la Clínica Universitaria de Innsbruck.
A pesar de las importantes dificultades que plantea (V grado), ambos alpinistas consiguieron escalar la pared sin incidentes dignos de mención.
A muy poca distancia de la cima, a 5.150 metros de altura, cuando Gert Judmaier buscaba un punto de seguro para el descenso, se soltó un bloque, arrastrándole. Judmaier cayó, pero quedó detenido al cabo de unos 20 metros sobre una plataforma. Aquello fue un auténtico milagro. Había sufrido una fractura abierta de la pierna, aparte de otras contusiones menos graves.
Esto sucedió el sábado 5 de septiembre de 1970.
Pero Oswald Ölz no era hombre de dejarse desanimar por la fatalidad, y fue entonces cuando comenzó una verdadera carrera contra la muerte.
El solo no hubiese podido arrancar nunca de la montaña a su compañero gravemente herido. Lo que necesitaba urgentemente eran socorristas habituados a aquel difícil terreno montañoso y que conociesen a la perfección las técnicas del salvamento. Instaló a su amigo lo mejor que pudo, le dejó todos sus víveres y todas las prendas de vestir necesarias, y descendió por la pared Norte para dar la alarma. Fueron movilizadas la radio y la prensa. Los miembros del Mountain Club of Kenya se mostraron dispuestos a colaborar en el salvamento y fueron movilizados setenta cadetes de la Escuela de Policía.
Mientras tanto, las condiciones atmosféricas empeoraron en la montaña: tormentas y nevadas.
Transcurrieron dos días. El martes, Oswald Ölz pudo llegar junto a su compañero herido, acompañado por un alpinista nativo. Pero las cordadas que le seguían, a pesar de todos sus esfuerzos, no consiguieron llegar.
El miércoles, el único helicóptero de Kenya se estrelló en el curso de esta acción de socorro.
El jueves, se realizaron tres vuelos sobre la montaña. Gert Judmaier aún seguía con vida. Su padre, Fritz Judmaier, que mientras tanto arribó a Africa, llamó al Servicio de Socorro Alpino de Innsbruck, Austria, solicitando su intervención.
El viernes por la mañana aterrizó en Nairobi un avión de línea regular del que descendieron, después de doce horas de vuelo, los alpinistas tiroleses Horst Bergmann, Werner Haim, Walter Larcher, Kurt Pittracher, Walter Spitzenstätter y Raimund Margreiter (este último médico), todos ellos alpinistas de primera fila, que habían estado hacía poco tiempo en el Himalaya y el Hindu-Kush. Por consiguiente, se encontraban perfectamente aclimatados e incluso vacunados contra las peligrosas enfermedades tropicales. Transbordaron sin demora a una avioneta Cessna y volaron hasta Nanyuki, a 160 km de distancia; punto de partida para iniciar desde el norte, la escalada del Monte Kenia. La comitiva y el material de salvamento fueron subidos a bordo de varios Land – Rovers, y sin demora se dirigieron a la montaña a través del Parque Nacional del Monte Kenya.
A 3.450 metros de altitud, distribuyeron las cargas entre los cadetes de la Escuela de Policía y partieron bajo la lluvia.
A la medianoche llegaron a la Kamy Hut, un pequeño refugio a 4.500 metros de altura.
Sábado: Los socorristas recibieron muy de mañana un parte radiado desde el lugar del accidente: el estado de salud de Gert Judmaier había empeorado. Horst Bergmann, Werner Haim, Walter Larcher y Kurt Pittracher se pusieron inmediatamente en camino, escalando como si se tratase de salvar su propia vida. En los pasos más difíciles se habían colocado sogas fijas para facilitar el avance.
Hacia el mediodía, se desencadenó una tormenta de nieve que hizo más lenta la escalada.
A las dos de la tarde, Werner Haim llegó al lado de Gert Judmaier, completamente feliz al encontrar aún con vida a su compatriota. Pero Judmaier pronunció estas palabras:
-Muchachos, si no me bajáis hoy mismo, habréis venido en vano-.
Entre la ruta Firmin (que había sido utilizada para la ascensión y que debía servir ahora para transportar al herido) y el lugar en que se encontraba Judmaier desde hacía siete días, se habría una profunda garganta. Werner Haim, gran artista de la improvisación, construyó rápidamente una especie de teleférico por encima de aquella garganta. Sirvió para que Gert Judmaier pudiese superar aquel precipicio en medio de la niebla y la nevada.
Una vez atravesado el obstáculo, se inició el descenso de aquella pared de 600 metros de altura. El herido tenía que ser bajado con la cuerda metro a metro. Un trabajo penosísimo.
Mientras los socorristas se esforzaban en esta dura lucha, Walter Spitzenstätter y Raimund Margreiter escalaban desde abajo con objeto de colocar el mayor número posible de anclajes para las cuerdas. El tercio inferior de la pared fue equipado con 200 metros de cuerda. La colaboración fue perfecta, de forma que el transporte del herido no se vio interrumpido en ningún momento, ni aun por la súbita oscuridad de la noche tropical. A la medianoche, Gert Judmaier había llegado a la Kamy Hut, donde pudo atenderle el Dr. Margreiter.
Domingo: Gert Judmaier tenía que superar aun la última etapa su doloroso regreso a la vida: 20 kilómetros hasta llegar a los vehículos que aguardaban más abajo. 25 hombres arastraron la camilla a través de la lluvia y de un lodazal en el que se hundían hasta los tobillos. Gert Judmaier pudo ser recibido y abrazado por su padre. Con once Land – Rovers prosiguieron su viaje hacia Nanyuki, llegando, en medio de una noche oscura como boca de lobo, a la pista de despegue del aeropuerto, en la que sólo se podía despegar y aterrizar con luz diurna. A la izquierda y derecha de la pista de hierba habían sido colocadas unas lámparas de petróleo, situándose al final de la pista un jeep con los faros encendidos. Todas las posibilidades que pudiese ofrecer la improvisación habían sido alcanzadas. Algo realmente impresionante y al mismo tiempo conmovedor.
Dos avionetas despegaron al cabo de poco tiempo. Gert Judmaier fue operado aquella misma noche en Nairobi, siéndole aplicado un enyesado para que pudiese resistir el transporte. Tres días después, él y los socorristas estaban de nuevo en Innsbruck.
Afortunadamente, se había llevado a buen término la mayor y más extraordinaria operación de salvamento realizada hasta aquella fecha.
En el año 2016 se estrenó el film, “Still alive”, Drama en el Monte Kenia, de producción austriaca alemana de 88 minutos de duración. Este docudrama dirigido por el conocido montañista Reinhold Messner, el cual es amigo de Oswald Ölz
Bibliografía Recomendada:
- Aventuras en Montaña, de Toni Hiebeler.
- Enciclopedia de la Montaña, de Juan José Zorrilla.
- Montañas de Nuestra Tierra, de Toni Hiebeler.
- Revista Cordada, número 2
Centro cultural Argentino de Montaña 2023